El otro día os contaba como fue nuestro viaje a Boquete, como me gustan los sitios cuidados y con muchas flores. Hoy os enseño el resto de jardines que me quedaron pendientes.

«El Mirador fue una sorpresa, lo encontramos de casualidad dando vueltas con el coche, en principio paramos a tomar un café, sin saber que además había un jardín que visitar. Me quedé alucinada con la cantidad de hortensias que me encontré allí, parecía que estábamos en el norte de España. Además tomamos un café en el balconcillo que se ve en lo alto de la casa amarilla, con unas vistas increíbles al jardín y al Volcán Barú. Fue un momento precioso, con risas incluidas porque Emma tenía tantas ganas de probar el café que me lo derramó todo…

 

 

El último día, cuando ya no sabíamos que mas hacer y nos íbamos para el aeropuerto a hacer tiempo porque no paraba de llover, encontramos de casualidad en una carretera secundaria «El jardín Encantado». La dueña, una alemana simpatiquísima nos deleitó con un plato de paté casero, pan recién horneado y manzana asada, acompañado con un vinito blanco que nos supo riquísimo. El jardín era una maravilla, además de flores, había jaulas con monos, loros, guacamayos, un pequeño leopardo, y algún animal más que a Emma le alucinó. Para mi fue la mejor visita, es una pena que no salía en las guías y casi nos lo perdemos.

Y esto es todo por ahora.

Un abrazo,