Levantarnos y salir al jardín, o ir en bici a ver cómo está la granja de flores. El sol empieza a salir tímidamente y nuestros ojos no pueden asimilar tanta belleza. Al contemplar los colores, las formas, los aromas, nos invade una explosión de sensaciones reconfortantes.
Las flores nos piden a gritos que las cortemos, que las disfrutemos o hagamos que otros las disfruten, para poder seguir produciendo más.
Elegimos las más bonitas de esa mañana y las cortamos. Con ellas preparamos nuestros ramos viajeros o hacemos los desArreglos o ramos que decorarán las bodas o eventos de ese día. O simplemente improvisamos un sencillo arreglo para tener en casa.