La belleza de las flores de Juan de Arellano

Las flores de hoy nos las trae mi querida María Pazos (@marapazos en instagram). Tengo la enorme suerte de contar con ella como colaboradora para esta nueva etapa del blog. A María la conocí porque le dediqué un post hace como millones de años. Desde entonces ha estado a mi lado, escuchándome y dándome su opinión, en todas las aventuras en las que me he embarcado. Por eso y porque tiene un don para escribir, me pareció que en esta nueva etapa, ella debía tener una sección propia. En su próximo post os contaremos de que irá su sección, pero de momento, hemos querido que se estrene en Floritismo con algo que domina a la perfección: el arte. Os dejo con su post y con sus palabras y espero que lo disfrutéis.

 

Me siento muy afortunada de que Anna haya querido contar conmigo para escribir en su inspirador blog. Fue una sorpresa genial recibir su correo con esta propuesta, ¡y todo un reto!. Así que, después de darle muchas vueltas, decidí que mi primer post uniría dos de mis pasiones: las flores y la Pintura.

Seguro que no lo sabéis, pero mis estudios son los de Historiadora del Arte,y siempre me han fascinado los bodegones florales. Quizás por eso, cuando me decidí a sacar mi cámara reflex del cajón, allá por el año 2011, me centré en fotografiar pequeños bouquets de flores que yo componía en mi casa. Así fue como conocí a Anna a través de Instagram y por aquí seguimos años después.

Los arreglos de mis fotos eran realmente sencillos, nada pretenciosos, incluso minimalistas. Nada que ver con aquellas composiciones que durante la carrera había estudiado y admirado. No sé si sabéis que este género de la pintura alcanza un gran auge a finales del siglo XVI, de la mano de la llegada a Europa desde tierras americanas o africanas, de nuevas especies vegetales recién descubiertas por las expediciones científicas.

El girasol, el jacinto, el ciclamen e incluso el tulipán son especies ornamentales que empiezan a cultivarse en los jardines europeos de los principales monarcas y aristócratas de la época. Y, como consecuencia, a nutrir las obras de este género que comienzan a proliferar en la Pintura Flamenca de finales de ese siglo.

 

 

Sin embargo, aquí en España también contamos con artistas que alcanzaron una gran perfección en esta temática, como Juan de Arellano. Este pintor madrileño, uno de mis preferidos, comienza su carrera bajo la influencia de los estilos flamenco e italiano. Pero pasados unos años, evolucionó hacia un lenguaje propio, mucho más sencillo que las composiciones barrocas que triunfaban en la época. Sus obras huyen de escenarios complejos y a menudo presenta un único jarrón, sobre fondo neutro, donde destaca la minuciosidad con la que pinta los diferentes tipos de flores.

 

 

 

Un detalle de sus obras que me fascina es que, si os fijáis bien, en un mismo ramo aparecen especies que florecen en distintas épocas del año, por lo que se supone que Juan de Arellano iba recopilando bocetos de diferentes tipos de flores, para luego unirlos en estos preciosos bodegones. Curioso, ¿verdad? Lo que esta claro es que la fascinación por la belleza de las flores y la alegría que nos proporcionan no es algo nuevo, sino que nuestros antepasados ya disfrutaban de su magia y delicadeza hace siglos.

Espero que os hay parecido interesante conocer a un “precursor” de todos los “floriadictos” que leemos el blog de Anna. Por mi parte, seguiré por aquí con una sección nueva, que creemos que os va a encantar. ¡Hasta pronto!

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