A veces vivimos experiencias tan intensas y transformadoras que deberíamos compartir con todo el mundo. Seguro que si para nosotros han resultado tan reveladoras, a alguien más les pueden ser de utilidad. Pero ocurre que toda esa fuerza, si no la plasmas en palabras al momento, se pierde, se disipa y con el paso de los días toda esa intensidad de sentimientos y sensaciones se convierte en simples recuerdos corrientes.
Y eso me ocurrió con el Festival Flora. Fue tan intenso, tan especial, tan espectacular, que tenía que escribir un post a la altura de la experiencia. Antes de irme y el primer día de estar ahí os escribí dos posts contándoos algo sobre este festival. Sin embargo a mi vuelta me esperaba tal alud de trabajo que fui posponiendo el momento de sentarme a escribir estas palabras.
Hasta hoy, que he recibido un libro precioso del Festival, y ojeándolo me han vuelto a la cabeza (y al corazón) todas esas sensaciones que viví no hace tantos meses. Y esta vez sí que es ahora o nunca, si no lo escribo ya, no vale la pena que lo haga.
¿Porqué y cómo fui al Festival Flora?
De casualidad encontré un anuncio en Facebook en el que se buscaban asistentes para el Festival Flora. Entré a ver qué era y me quedé alucinada con la calidad de los artistas que iban a participar. Estaba fuera de plazo pero las casualidades quisieron que se ampliara el plazo unos días, los suficientes para que les enviara mi currículum y portfolio. Unos días después me llamaron para preguntarme mi disponibilidad y si me manejaba bien hablando en inglés. Me habían seleccionado como asistente.
Tenía las fechas muy limitadas entre bodas y talleres, pero una vez más las casualidades quisieron que todo cuadrara y pudiera escaparme la noche después de una boda y volver la noche antes de un taller. Una paliza de la buena, y además me perdí la Gala de Entrega de premios y el fiestón con mis compañeros el último día, pero valió la pena igualmente.
Mi paso por el Festival Flora en casualidades
Recuerdo la vuelta en el AVE el viernes por la tarde, viendo «The Good Wife» y leyendo a ratos. Con todo tan fresco y con tantas horas por delante, escribí algunos posts en instagram contando mi paso por el Festival Flora a través de 9 casualidades.
Las mas relevantes fueron estas:
- Cuando apliqué para ser asistente en el Festival Flora, no pedí que me pusieran con ningún artista en concreto, porque todos me parecían geniales y me habría encantado estar con cualquiera de ellos. Pero me tocó ser la asistente de Flores Cosmos. Ramiro y Alberto son dos artistas florales con una filosofía muy en línea con la mía, de respeto a las flores y plantas en su forma natural, que buscan conectar con la naturaleza a través de su arte, y que también creen mucho en las casualidades. Tuvimos una conexión muy buena.
- La idea de formar Flores Cosmos les vino a Alberto y a Ramiro hace 10 años como por inspiración divina. La casualidad es que les vino mientras vivían en Barcelona, mi ciudad.
- Reservé mi habitación sin conocer nada de Córdoba, y sin saber dónde iba a trabajar. Aunque Córdoba es pequeña, de mi habitación al patio más lejano podía haber media hora andando, pero resultó que me tocó el patio más cercano posible, concretamente a 200 metros. Si lo hubiera buscado más cerca no lo habría encontrado porque no había nada más cerca.
- Las fechas me cuadraron con calzador para poder ir como os decía. La directora del festival Chelo Lozano, me dijo el último día que ojalá el año que viene tuviera tanto trabajo que les dijera que no podía venir al festival por ese motivo. Lo dijo en el sentido de que me deseaba que me fuera bien y tuviera mucho trabajo, pero a mí solo me salió del alma contestar: «Nooooo, más trabajo nooooo, por favor». Yo en realidad lo que espero es tener menos trabajo y poder ir más días y sin tantas prisas, y sobretodo no perderme la entrega de premios…
- Los trabajos en nuestro patio empezaron un día más tarde que los del resto y gracias a esto pude trabajar el primer día junto a otros artistas como Loose leaf y Waterlilypond, que casualmente quedaron terceros y primeros en el concurso. Además el segundo día pude estar un rato en el patio de Elisabeth Blumen, que me pareció encantadora y con la que también congenié mucho. Tanto que en enero estuvo en Barcelona dando un taller floritista que fue todo un éxito, y espero que muy pronto vuelva a dar la segunda parte. Sin contar que durante toda la semana pude salir a comer o cenar con algunos de los artistas, conocerlos mejor, conversar sobre sus experiencias y conocer de primera mano un montón de detalles y anécdotas interesantes del sector floral.
¿Qué me ha aportado el Festival Flora a nivel técnico?
Participar en la ejecución de estructuras florales de grandes dimensiones era justamente lo que me faltaba en mi formación prácticamente al 100% autodidacta como florista, o ingeniera floral, como prefiero llamarme yo. En mi profesión anterior estaba más que acostumbrada a trabajar con grandes estructuras, durante mis años de obra estuve en proyectos muy diferentes en los que tuve la oportunidad de ejecutar todo tipo de estructuras por lo que no les tengo ningún miedo a las grandes estructuras.
En el Festival Flora tuve la oportunidad de ver combinadas mis dos profesiones, la actual y la anterior, por supuesto en el Festival Flora con una complejidad mucho menor a nivel estructural, pero me resultó interesante vivir la ingeniería también desde este lado más creativo.
Me fijé mucho en cómo estaban hechas las instalaciones, cómo se sujetaban las estructuras, los refuerzos que llevaban, es decir, toda esa parte que no se ve cuando la instalación está terminada y cubierta de flores y verde, pero que si no está bien hecha, todo lo demás se va al garete. Comprendí que con flores también podemos hacer prácticamente todo lo que nos propongamos, siempre que tengamos el presupuesto adecuado, claro está.
A pesar de que no les tenía ningún miedo a las grandes estructuras, después de pasar por el Festival Flora todavía menos. Meses después hemos tenido la oportunidad de ejecutar algunos trabajos de grandes dimensiones y ha sido como algo natural, que ha ido surgiendo y para lo que estábamos absolutamente preparados, como si lo hubiéramos estado haciendo toda la vida.
Por otro lado, a nivel floral también aprendí muchísimo. En nuestra instalación tuvimos la gran suerte de trabajar con una cantidad ingente de flores diferentes. El día que llegaron las cajas con flores, fue como si hubieran llegado los Reyes Magos, no hacíamos mas que abrir cajas y alucinar con lo que encontrábamos dentro.
El trabajo físico era agotador, porque sacar miles de flores de sus cajas, quitarles los plásticos, cortar los tallos y ponerlas en cubos con agua, es un trabajo muy cansado, pero había tan buen ambiente, todo el mundo era tan feliz, que ni siquiera nos dábamos cuenta del cansancio físico. Y cuando digo que había muchas flores es que había muchas flores, imaginaos que el día que acabamos de montar el tótem, y por las fotos os hacéis una idea de cuántas había, quedaron sin colocar todavía como para hacer otra instalación igual. Estas flores que sobraron se guardaron para reponer durante los días que duraría el Festival.
En mi caso, sabéis que hay ciertas flores que no uso nunca, como por ejemplo las tropicales. Pues bien, en Córdoba tuve entre mis manos todas las flores del mundo, e incluso las que nunca utilizo me parecieron increíbles y fascinantes. Aprendí a integrar plantas dentro de una composición floral y descubrí flores que nunca había visto, como la gloriosa.
Aprendí mucho sobre cómo tratar a algunas y cómo tratar a otras, porque cada flor es un mundo. Aprendí que los prejuicios están para hacer una bola con ellos y tirarlos a la basura porque nada es definitivo. Aprendí que la belleza está en cada flor por separado pero también en el conjunto de ellas.
¿Recomiendo ir como asistente al Festival Flora?
Es algo que sí recomiendo muchísimo a mis alumnas de la Escuelita y a cualquiera que me pregunte. Es una experiencia única en el mundo y me siento muy afortunada de haber podido formar parte de esta primera edición. Siempre digo que fue como ir a unos campamentos de floristas, porque aparte del trabajo floral y las charlas interminables con los artistas, todos mis compañeros asistentes (de mi patio y de otros) eran también floristas. Todos ellos con sus historias, sus anécdotas, sus trucos, sus aciertos y sus errores. De todos ellos también aprendí muchísimo y forjé relaciones que me recuerdan un poco a las que haces cuando vives expatriado, esas amistades que son un poco como si fueran de tu familia y que aunque estén lejos, es como si aun formaran parte de tu día a día.
Es algo así como si a un niño fanático del futbol lo llevaras a un campamento de futbol con Messi, Cristiano Ronaldo e Iniesta, y pudiera comer y cenar con ellos y ver como se entrenan y como juegan, a la vez que compartir esos días con otros niños también locos del futbol. Algo así es el Festival Flora pero en flores.
Por lo que sí, yo sí recomiendo a cualquier florista ir como asistente al Festival Flora, no importan los años de experiencia que uno tenga, ni lo que crea saber. Siempre hay algo que aprender de los demás, y el mejor sitio para aprender de flores es en Córdoba, que para algo ya ha sido bautizado como los «Óscars» de las flores. Estad atentos a la próxima convocatoria de asistentes del Festival Flora (en sus redes sociales o en su página web).
Espero de corazón no perdérmelo este año y poder disfrutarlo muchos más días.
Como siempre, si habéis leído hasta aquí, muchas gracias por acompañarme en todos mis largos desvaríos blogueriles. Te agradeceré que compartas este post con quien creas que puede resultarle útil.
¡Un abrazo!
Anna
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Me encanta leerte siempre, linda. Si, sabes transmitir lo que todos sentimos esos días. Fue un gran honor Y placer estar allí con todos vosotros. Un abrazo grande grande <3 <3 <3
Marga
Muchísimas gracias Marga, un placer coincidir contigo, fuimos muy afortunadas de estar en la primera edición!
Un abrazo!
Anna