La primavera ha llegado para quedarse. No se como me lo monto que siempre me pilla por sorpresa. Cada año me pasa igual con mi granja de flores y supongo que eso viene del primer año y mi complejo de «mataplantas», que pensaba que no iba a salir ni una flor y me sorprendió una cosecha abundante. Ya se me ha quedado grabado que no tengo que esperar nada y entonces, cuando llegan las flores, por pocas que salgan te parecen miles. Y si encima te llegan a miles, como a mí, ya es alucinante.
Mi primera cosecha en nuestra nueva granja de flores está siendo como las anteriores: próspera y abundante. Todas las mañanas después de repartir a las niñas, pasamos a cortar las flores que necesitamos para el día, y empezar el día así te da energía para toda la vorágine que viene después.
Lo primero en salir fueron las anémonas y los narcisos dobles salmón, para después sumarse casi de inmediato los tulipanes, los ranúnculos y los narcisos dobles amarillo claro (que no sabéis cómo de bien huelen…).
Los tulipanes han ido apareciendo progresivamente, primero los blancos, que nos han sorprendido porque tienen un tamaño apoteósico. Nunca había visto tulipanes tan grandes. Después los de color crema y rosa pálido, también de tamaño XXL. A continuación han salido los deshilachados, pero este año, nos han sorprendido en colores lila oscuro y rosa fucsia. Los rosa clarito que tuvimos el primer año no han vuelto a hacer acto de presencia y la verdad es que eran mis favoritos.
Luego salieron los tulipanes blancos con borde lila y los tipo parrot, con las hojas arrugadas, en tonos rosa clarísimo, que me vuelven loca. Y los últimos en aparecer están siendo los dobles, siempre son los mas tardíos, en rosa clarito y en blanco. Todos ellos son brutales. Podría pasarme horas mirándolos y no me aburriría de ellos jamás.
Soy una exagerada, una flipada y una motivada, lo sé, pero no os imagináis cómo me siento. No me cabe la sonrisa en la cara igual que no me caben los tulipanes en los cubos en cuanto empiezo a cortar.
Y lo mejor es el tacto que tienen, tan tiesos, tan firmes, tan perfectos que parecen de mentira. Las flores recién cortadas están llenas de vida, de fuerza de energía. Es una absoluta gozada tenerlas entre mis manos. Solo hay un problema, y es que cuando me toca trabajar con flor de mercado, me entran todos los males porque no hay color. Entre que siempre te cuelan algunas ya pasadas y que las que están bien llevan días o semanas cortadas, cuando las tocas estás deseando soltarlas al momento, te queman en la mano. Mi granja de flores está poniendo el listón muy alto.
Estos días estamos trabajando también con flor artificial para una gran instalación que tenemos entre manos, y que tiene que durar bastante tiempo bonita (de ahí que no utilicemos flor natural). Me sorprende lo bien hechas que están algunas flores y plantas, porque son blanditas y tienen una textura como muy natural. Me resulta curiosa la paradoja de que cuando una flor artificial está bien hecha, decimos que parece de verdad, y cuando una flor natural está bien hecha, decimos que parece de mentira.
Hemos comprado un motocultor nuevo, hemos quitado todas las malas hierbas y hemos arado y fertilizado el resto del terreno que quedaba libre. En muy pocos días empezaremos a semblar las dalias XXL (por cierto que ya están en la tiendita y quedan pocas) y las semillas de verano.
Seguimos con muchas alumnas de La Escuelita de Floritismo, que vienen a pasar 4 días intensivos a la Floricasa y a aprender todo lo que hay que saber para ser florista. Las de la próxima edición (que ya será la tercera), tienen mucha suerte porque podrán cortar ellas mismas las flores con las que harán prácticas.
Tenemos muchos mas trabajos en marcha que me hacen mucha ilusión, como nuestro primer escaparate, que decoraremos el día de Sant Jordi, o las bodas de este año, que serán muchas menos que las del año pasado (ya os dije que acabamos un poco agotados de trabajar todos los sábados), pero sin embargo serán mucho mas grandes.
Seguimos a tope con la tienda online, mandando ramos viajeros por toda España y encantados con la gran acogida que está teniendo, sobretodo cuando mandamos flores de la granja. Es una gozada recibir vuestras fotos de todas partes con las flores que hemos cultivado y preparado con tanto mimo para vosotros.
Y además de todo esto, seguimos trabajando mucho en un par de cosillas nuevas, que ya sabéis que es el hecho de preparar novedades lo que me mantiene cuerda y con fuerzas para seguir adelante con todo.
Os puede parecer mucho, y lo es, pero no me pesa, aunque haya días que me quede dormida de agotamiento mientras les cuento un cuento a las niñas. No me pesa porque me gusta, porque es lo que hemos decidido hacer, y porque aunque un día no vaya todo tan bien como me gustaría, al día siguiente me vuelvo a despertar, veo mis flores tan increíbles y tan reales, que no pienso en lo que no ha podido ser, sino en todo lo que sí será.
Me preguntaba hoy una amiga que cómo puedo con todo. Muy sencillo, no puedo con todo, y no pasa nada. He empezado a priorizar y cada vez voy a hacerlo mas.
No puedo responder a todos los correos que recibo porque son demasiados para una sola persona que además hace otras cosas que no son responder emails, así que priorizo y respondo los mas urgentes o los mas fáciles de responder.
No puedo aceptar todos los trabajos que me llegan porque no tendría fines de semana libres hasta 2020, así que priorizo y acepto únicamente los que mas me apetecen.
No puedo aceptar trabajos no pagados porque no puedo hacer todos los pagados, como para hacer los gratis, así que he aprendido a decir que no sin pestañear, y no penséis que no me ha costado lo mío, pero ha sido fácil cuando me he visto entre la espada y la pared y he visto que no me quedaba otra.
Doy para lo que doy. Es como si a un ranúnculo le pidieras que diera mas flores de las que puede dar, por mas que quieras, por mas que la gente las pida, no puede. Es difícil aceptar que tienes un límite, pero es así. La planta da para lo que da, quizás 10 o 15 flores cada año, pero no mas. Yo doy para lo que doy.
Y así voy tirando y sacando adelante tema tras tema, con mucho trabajo y muchas neuronas quemadas, pero este año con la conciencia tranquila si no llego a todo.
Os decía el otro día en instagram que es todo un poco contradictorio porque estoy muy feliz por tener tantas flores, y a la vez me da una pena tremenda. Aunque tenemos muchísimos pedidos, no somos capaces de cortar todo lo que producimos, es demasiado, es exagerado.
Cuánto mas cortamos mas flores salen, es como el milagro de la multiplicación de los peces y los panes. Y luego vuelvo a estar feliz y agradecida de que haya tantas flores y tanta gente que valore nuestro trabajo y nos pida un pedacito de nuestros corazones en forma de ramo viajero.
Y luego me vuelvo a poner triste porque podría estar haciendo muchas mas cosas de las que hago con estas flores y literalmente no me da la vida. Pero luego me vuelvo a poner contenta porque mire donde mire solo veo belleza y paz. Y luego pienso que dentro de cuatro días no quedará ni un tulipán y me vuelvo a poner triste. Y así en bucle todo el día. Y cuánto mas bonitas son las flores mas «contenta-triste» me siento.
En fin, que hay que aceptar que la tristeza también forma parte de nosotros y que sin tristeza no habría alegría posterior, así que lo mejor es abrazar cada sentimiento en el momento en que surge, y dejar que pase. Todo se pone solo en su lugar.
Encantada de compartir un pedacito de mi diario con vosotros.
Que tengáis un feliz fin de semana.
0 respuestas
Anna
realmente llegas al corazón con lo que haces, y como lo escribís. Se nota que te atraviesa el alma!!! Claro que sos una florista!! me encanto el post del impostor, a su vez cultivas tus flores, que mas?? Gracias por compartir tus logros, es muy inspirador tu blog. Saludos desde Buenos Aires.