Feliz noche de domingo,

Esta semana seré breve con mi reflexión por deferencia a todos los que estéis aun haciendo la digestión de las comilonas de estas fiestas.

Empiezo deseándote un Feliz Año 2022, que buena falta nos hacen los buenos deseos en estos tiempos. Te deseo que en este año que empieza no te falten los propósitos. Que luego los cumplas o no ya es lo de menos, pero por favor, que no te falten.

A veces es difícil tener claro un propósito. Parece que cuando vas creciendo y sumando años, vas perdiendo objetivos y con cada año que pasa cuesta más ilusionarse por algo nuevo. A mí ya me cuesta y solo tengo 40. 

Cuando eres pequeño parece que todo es posible. Puedes ser astronauta y pisar la luna, una cantante famosa, bibliotecaria, actriz o profesora. Tienes tantas posibilidades, tantos caminos para elegir, que crees que podrás conseguir lo que te propongas.

Pero vas viendo como empiezan años nuevos, vas estrenando agendas como quien estrena un boli. Te ves una vez más comiendo las uvas de la suerte y teniendo que acostumbrarte a escribir la fecha con un número más. Y de repente tienes 40, casi 41 y te das cuenta de que ya no hay tantas posibilidades, que ya muchos de los caminos que podías tomar quedaron intransitables para ti. Hay muchas cosas que ya no podrás hacer, que ya no podrás ser. Hay decisiones que tomaste en las que ya no puedes recular. 

Y soy de las que piensa que nunca es tarde, que todos podemos cambiar de vida si nos lo proponemos, si realmente es lo que queremos. Pero definitivamente a la luna ya lo tengo difícil para ir.

Y da un poco de pena pensar que hay cosas que ya nunca podré hacer o ser, no necesariamente por falta de aptitudes o de capacidad, sino por falta de tiempo. 

La semana pasada os conté todos los propósitos que tenemos para Floritismo en 2022, son varios y en estos días he sumado alguno más. Me ilusionan, me hacen feliz y me mantendrán ocupada mucho tiempo. Pero pensándolo bien, no dejan de ser propósitos profesionales. Aunque en esta profesión que hemos elegido Rubén y yo, lo profesional y lo personal está tan mezclado, la línea que lo separa es tan fina, que es difícil pensar en otro tipo de propósitos que no sean estos.

Así que quitando la parte profesional, me está costando encontrar un propósito que me ilusione, o que me ilusione tanto. Y eso me preocupa, porque sí, tengo 40, ya hay muchos caminos que no podré tomar, ya no voy a ir a la luna, pero aun debería tener muchas cosas que proponerme y muchos hitos por alcanzar.

Quiero pensar que este desánimo es un poco general y se debe a la situación pandémica que estamos viviendo que nos tiene a todos agotados y hartos. Ahora parece que todo acaba, pero ese desánimo costará bastante más de eliminar que el propio virus, porque no hay vacuna contra él, y porque no está tipificado ni reconocido. Aunque a la larga puede ser tan dañino como el virus que más.

Me despido esta semana con el recuerdo de esta mañana en la granja, que es de las pocas cosas que me anima e ilusiona, con el cielo azul, los pájaros cantando y los primeros brotes creciendo de la tierra fría y haciendo magia. Para nuestras flores no hay desánimo que valga.