Semana 2 de 13. Reflexiones de otoño.

No todo es tan malo en otoño.

Ayer celebramos una comida en casa, y gracias a que es otoño, pudimos disfrutar del estar fuera todo el día. En nuestro jardín hay un microclima muy agradable, como 2 o 3 grados más cálido que en la fachada contraria de la casa. Eso es algo muy bueno en invierno porque si hace sol casi puedes estar en manga corta, pero en verano… En verano nuestro jardín es de uso exclusivo nocturno porque durante el día te asas como un pollo. En cambio en otoño y primavera la temperatura es perfecta, y es cuando más disfrutamos del jardín. 

Ayer pasamos un día perfecto, y a última hora, cuando ya se iba haciendo de noche, encendimos las luces de verbena que envuelven nuestro limonero. Los adultos charlábamos tranquilamente en el sofá, viendo cómo el cielo se iba volviendo lila primero y negro después. Los niños jugaban dentro de casa,  y yo los veía a través de la cristalera de cuarterones, tan felices, dándolo todo, saltando y riendo, disfrutando y exprimiendo cada segundo de esa manera tan intensa como solo saben hacer los niños.

En un momento dado me di cuenta de que estaba teniendo un micromomento de felicidad. Seguramente ese micromomento había sido un macromomento que había durado todo el día, pero yo solo fui consciente de ello durante un microsegundo. El tiempo suficiente para tomar consciencia y dar gracias. Gracias por tener una casa en la que poder estar todos juntos, por tener unos amigos con los que hemos compartido tantos buenos momentos, porque nuestros hijos se lleven tan bien y jueguen tanto, por tener todos salud y simplemente seguir todos aquí… Y al final hasta terminé dando gracias por el otoño.

Sí, yo dando gracias al otoño.

Porque si no fuera otoño no habríamos podido pasar un día tan agradable en el jardín. Ya ves que no todo es tan malo en otoño.

En un momento de «remember» de tiempos pasados salió a la conversación un viaje que hicimos en 2006 a Alemania y mi amigo Pepe recuperó de su bandeja de entrada viejos emails de la época. En 2006 aun no existía whatsapp y la manera de organizar nuestros viajes era a través de emails. Pepe releyó un email mío de entonces y me pareció estar escuchando uno de mis emails de domingo. Es como si entonces ya escribiera newsletters, solo que en lugar de que las leyeran miles de personas, solo lo hacían mis 8 amigos de la uni.

Me hizo gracia porque en ese email reconocí frases que justamente utilicé en el email de la semana pasada. Hace 15 años escribía exactamente igual que ahora.

Y pensé en esos días en que me cuesta escribir un pie de foto de instagram o cada uno de estos emails de domingo, decidir qué cuento y que no. Cada día en instagram y cada semana en los newsletters empiezo de cero, cada vez es como un capítulo nuevo de un libro y me esfuerzo por no repetir cosas ya contadas en capítulos anteriores. Y hacerlo a diario es un esfuerzo titánico.

Pero ayer escuchándome en la voz de mi buen amigo Pepe me di cuenta de que quizás no hace falta tanto esfuerzo.

Siempre me ha gustado escribir, las palabras ya están dentro de mí, son las mismas ahora que hace 15 años, que hace 30 incluso, porque recuerdo ya escribir cuentos cuando tan solo tenía 10 años. Ahora seguramente tengo muchas más cosas que contar, pero de repente me he dado cuenta de que no es necesario forzar, buscar o tratar de escribir las palabras más originales e innovadoras del mundo. Simplemente dejar que salgan las que están dentro, las que siempre han estado ahí. Y las palabras que no salen a empujones son las mejores. 

Aunque es muy diferente escribir por placer a escribir por obligación. Instagram a menudo es una auténtica esclavitud, si no publicas a diario y no subes contenido de calidad, tus fotos y videos no tienen likes y quedan relegados al olvido. Entras en una espiral negativa de muerte y destrucción porque tus siguientes fotos se muestran todavía menos y tienen menos likes. Y para terminar de rematar, ahora lo que más premia el algoritmo es a las personas que salen haciendo bailes en Reels, señalando palabras vacías de contenido y vendiendo humo.

Esta presión por publicar a diario a veces se vuelve insoportable y la obligación de subir fotos bonitas y textos ingeniosos hace que las palabras se te atraganten todavía más y que tu cerebro decida hacer huelga de ingenio. Si me sigues en instagram verás que ni publico fotos a diario, ni subo bailecitos bailando (y por favor, espero no tener que hacerlo nunca). No seré la favorita de los algoritmos ni mis seguidores subirán a miles por semana, pero espero seguir disfrutando de lo que hago, dejando que todo fluya, contando lo que me apetezca contar, y que las palabras salgan cuando tengan que salir. Dejaremos los bailecitos para cuando podamos salir a bailar.

No todo es tan malo en otoño.

Este año mi propósito con las 13 reflexiones de otoño era encontrarle el lado bueno y disfrutar de esta estación en lugar de pasar las semanas esperando a que termine. Y esta semana mi reflexión es que tengo que disfrutar más de escribir y dejar a un lado la presión de tener que publicar a diario. 

¿Lo conseguiré? ¿Seré capaz de liberarme de esa presión y lo disfrutaré de verdad?

Hemos superado una semana intensa de trabajo. Y se nota que la experiencia es un grado porque hemos tenido más pedidos de preventa que otros años y los hemos enviado todos mucho más rápido. En solo una semana nos hemos puesto al día. Aunque mañana volvemos a tener acumulación de los pedidos del fin de semana, pero seguro que los sacamos en un rato.

Estos días ando ocupada también terminando la selección de rosales ingleses y raíces de peonías que nos llegarán en noviembre. En unos días anunciaré la fecha de preventa para que los puedas reservar que se que hay muchas ganas. Este año incorporaremos a la tienda a dos nuevos productores de rosales ingleses que aun no habíamos probado, pero de los que tenemos muy buenas referencias. Además hemos conseguido muchas más variedades de rosales David Austin que el año pasado con el Brexit nos fue imposible de traer.

Y para terminar el email de hoy, os dejo nuestro top 5 de bulbos y semillas más vendidas en las últimas dos semanas. Los ranúnculos amandine y friandine son los best sellers absolutos de todos los años.

Y con esto terminamos la segunda reflexión de otoño.

Gracias por leerme y acompañarme esta tarde de domingo.

Te deseo una feliz semana y nos vemos el próximo domingo.

Un abrazo,

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