Llegamos a la semana 3 y solo quedan 10 y este año, gracias a estas reflexiones, estoy disfrutando mucho más del otoño, siendo consciente de los cambios que esta época conlleva y aprendiendo a amarlos también.
Hoy os escribo desde otra habitación, esta vez sin las vistas bonitas de mi casa, pero rodeada de gruesas paredes de piedra. Oigo abajo en la plaza a las niñas jugar y a Rubén y su familia reír y charlar, mientras yo me he escapado a escribiros estas lineas.
Esta semana me he ido fijando en algo que leí el otro día, que el otoño en Europa es amarillo y en América rojo. Es verdad que la mayoría de los árboles de aquí se vuelven amarillos antes de empezar a perder sus hojas, aunque alguno he encontrado en Barcelona con hojas rojas, pero deben ser importados de EEUU. Al menos aquí en Burgos donde estamos pasando este puente, todos los árboles se están volviendo amarillos.
En los últimos años se ha puesto de moda en EEUU viajar a estados del norte, como Masachussets, Vermont o New Hampshire, a ver el cambio de color de las hojas en otoño. Esta actividad tienen el nombre de «Leaf pepping» o «observación de las hojas», aunque este tipo de nomenclaturas en cuanto las traducimos al castellano siempre pierden casi todo el glamour. Imagínate contándole a tu madre que te vas de fin de semana a hacer «Leaf peeping», suena como algo super divertido y original. En cambio si le dices que te vas a «observar hojas», seguramente te mirará raro, aunque la actividad sea la misma. Los americanos siempre saben poner nombres a todo, eso hay que reconocerlo.
Aquí en realidad hace siglos que hacemos «Leaf pepping». En cuanto llega el otoño la mitad de los «Barcelonins» nos vamos a pasear algún día a «La Fageda d’en Jordà» y la otra mitad al Montseny. Aunque no vayamos a ver los cambios de tonalidad de los árboles, paseamos entre ellos mientras las hojas secas crujen bajo nuestros pies. Y es algo especial que solo hacemos en otoño.
La belleza del otoño estoy segura de que es la misma en La Garrotxa que en Nueva Inglaterra. El proceso que siguen las hojas de los árboles con la llegada del frío del otoño es exactamente el mismo. La clorofila es la culpable de todo. Es la que da el color verde a las hojas y la encargada de convertir la luz solar y el CO2 en azúcares que alimentan al árbol. Pero al empezar a hacer frío y bajar la cantidad de luz solar, las «venas» que transportan estos azúcares, se van obstruyendo.
Cuando vemos hojas rojas es debido a que los azúcares que ha producido la clorofila se quedan almacenados en la misma hoja, porque no tienen vias de escape, están todas obstruidas por el frío. Entonces reaccionan con otras sustancias químicas que ya estaban en la planta, haciendo que la hoja cambie de color y se vuelva roja.
En cambio las hojas amarillas y naranjas se producen al desaparecer la clorofila por la falta de luz y por el frío. Al desaparecer la clorofila, se pierde el color verde de las hojas y quedan al descubierto otros pigmentos que siempre habían estado ahí pero que estaban ocultos por la clorofila. Así que en realidad las hojas siempre habían sido amarillas y naranjas, pero nosotros no veíamos estos colores porque la clorofila las teñía de verde.
Yo me siento un poco como esas hojas en otoño. Creo que la tristeza es como esos pigmentos amarillos y anaranjados, que siempre han estado ahí, abajo del todo, pero en primavera y verano no los vemos. Quedan ocultos por los días de risas y vacaciones, por el buen tiempo, los amigos y las flores de nuestra granja. Sin embargo a la que llega el otoño ya no se pueden disimular más, salen a la luz y es imposible ocultarlos. No se produce suficiente clorofila como para tapar semejante intensidad de colores otoñales.
Este año sin embargo estoy aprendiendo a amar esos colores otoñales. Solo he tardado 40 años de nada, pero más vale tarde que nunca. Estoy aprendiendo a aceptar que no todos los bosques serán siempre verdes, que también tenemos que aceptar la tristeza como una parte de nuestra vida. Que hay otras cosas que pueden sustituir a la clorofila, que los amigos siguen estando también en otoño, y las risas y las flores, que aunque no veamos su inflorescencia, también son flores aun siendo bulbos, semillas y raíces. No son tan bonitas, claro está, pero son una promesa de belleza futura que verá la luz gracias a nuestra paciencia y a nuestros cuidados.
Y no hay que obviar que hay árboles que mantienen las hojas verdes todo el año, los de hoja perenne. No siguen de la misma manera los ciclos naturales de las estaciones, o no lo demuestran de una manera tan dramática. Exactamente igual que las personas. Esta semana he recibido muchas respuestas a mi email del domingo y muchos mensajes en instagram en los que me contabáis lo mucho que os gusta el otoño y lo felices que sois en esta época. Estoy segura de que de alguna manera sois como esos árboles perennes y eso es maravilloso, os envidio profundamente.
No aspiro a ser como un árbol de hojas perenne, aunque sería maravilloso, pero sí me alegro de conocer un poco más los procesos naturales que todos sufrimos, de saber que las personas, como los árboles, somos cíclicos y gracias a ese círculo sin fin, todo se pasa y todo vuelve.
Y con esto termino nuestra tercera semana de reflexiones. Espero que esta semana tengas la ocasión de ir a hacer «Leaf pepping» y disfrutes mucho de la observación de esos cambios vitales que se producen en las hojas y en nosotros.
Esta semana hemos incorporado algo que os encantó el año pasado, los jacintos en macetero Liberty. Probablemente mientras escribo estas palabras prácticamente todos los maceteros están agotados, al menos la última vez que miré, los blancos y rosas ya estaban KO. Estos bulbos de jacinto vienen forzados, es decir, que ya han pasado artificialmente su temporada de frío y están listos para florecer, incluso si los tienes en interior. Si no quieres esperar a primavera para tener tus propias flores, estos jacintos son perfectos para ir matando el gusanillo. Además los maceteros son ideales, ¿no os parece?
Además de los jacintos, que han sido la locura de la semana, hemos vuelto a traer a la tienda algunas de nuestras plantas de interior estrella. Y como sabemos que os costaba mucho encontrar maceteros que encajaran con cada planta, lo hemos puesto fácil y al ir a pedir cada planta tienes la opción de añadir alguno de los maceteros que encaja con ella. No se porque no lo hicimos antes porque la verdad es que gracias a esta tontería estamos vendiendo muchísimos más maceteros que antes. Seguramente no se vendían porque ni siquiera sabíais que existían, así que lección aprendida. Las cosas hay que ponerlas fáciles y a la vista. Te dejo con algunas de nuestras plantas bestsellers con sus maceteros, pero si vas a la tienda veréis muchas más.
Y aquí terminamos la tercera reflexión de otoño.
Gracias por leerme y acompañarme de nuevo esta tarde de domingo.
Te deseo una feliz semana, nosotros seguiremos disfrutando un par de días más del otoño burgalés. Nos vemos el próximo domingo.
Un abrazo,