¡Buenas noches!
Esta semana te vuelvo a escribir desde la normalidad, como solía hacerlo siempre: desde mi cuarto y viendo el atardecer reflejado en la montaña por mi ventana de cuarterones. Una vela de peonía crepita encima de la cómoda y suena mi playlist de canciones deprimentes.
Y digo que escribir así era lo normal porque he pasado algunas semanas escribiendo estas reflexiones desde la nieve, desde el pueblo, en casas en la montaña, hoteles, desde el AVE, o incluso escribiendo en el móvil en la cafetería de una estación de esquí. Este año hemos salido varios fines de semana, supongo que para compensar todos los que no salimos el año pasado debido al covid.
Cabe decir que me encantan las salidas de fin de semana, yo soy la promotora e instigadora de las mismas el 90% de las veces. Pero también me gusta la calma de un fin de semana en casa, sin planes y sin hacer nada. Un fin de semana estándar, de levantarte tarde y remolonear todo el día en pijama. Y me doy cuenta que este año, o más bien, este curso, hemos tenido más fines de semana raros que de los estándar. Y puedo hacerlo extensible a la semana entera.
¿Qué es lo estándar y qué es la rutina?. Resulta que al final semanas normales normales de principio a fin son más bien pocas. Cada semana tenemos algo que rompe la rutina. Si no es una visita al médico mía o de alguna de mis hijas, es un fin de semana fuera, un cumpleaños, reuniones, entrevistas, carnaval, festivo de libre elección del colegio, una cita de urgencia en la peluquería cuando mis canas adquieren una visibilidad cegadora, quedar con amigas para ir a comprar un regalo… Y a todo esto súmale emergencias, como tener que ir al hospital corriendo a las 5 de la madrugada por un ataque de otitis de alguna de tus hijas.
Y si tienes más días raros que rutinarios, al final ¿no se convertirá lo raro en la rutina y la rutina en lo estrambótico?
Esta normalidad, poder escribir desde la calma de mi cuarto mientras mis hijas juegan en sus habitaciones, es realmente terapéutica y la tenía muy infravalorada.
Muchas veces salimos de la rutina de manera voluntaria, otras nos vemos forzados a ello. Pero siempre es necesario volver a aquello conocido, a aquello que llamamos hogar, y que nos hace reencontrarnos con nosotros mismos, reconectar y recuperar fuerzas para, probablemente, volver a enfrentarte a una nueva semana atípica y llena de días de los que te rompen los esquemas.
Y si como digo, es en realidad lo raro lo más habitual y la rutina lo atípico, debemos estar preparados para que la normalidad sea lo atípico y dejar de pensar en la vida como una linea exacta y precisa de acontecimientos que deben suceder irremediablemente uno tras otro en el orden establecido y pactado.
Me encanta salir de la rutina, pero lo mejor de todos los giros de guión y días raros, siempre es volver a lo normal, a las sombras que proyecta una vela en la pared, a los gritos de las niñas mientras juegan, a los anocheceres en la montaña y a las playlists deprimentes.
Esta semana han vuelto nuestros guantes maravillosos. No van a durar mucho porque han llegado menos de la mitad de los que pedimos. Resulta que algunos se han perdido por el camino. Pero no te preocupes, que tenemos más encargados y en camino para cuando se acaben estos.
Hemos empezado a enviar ramos de ranúnculos, que junto a los ramos de tulipanes dobles son ahora mismo los ramos más vendidos en nuestra tienda.
Este año además puedes elegir los ranúnculos en los colores que más te gusten, todos del mismo color o en colores variados.
La semana pasada os contaba que hay muchas cosas en camino en los próximos meses, y aunque hay mucha curiosidad y me habéis preguntado mucho, no puedo adelantar nada porque todo son proyectos para los que nos han contratado y como son trabajos para otras empresas, no podemos adelantar absolutamente nada, pero este miércoles os daré una pequeña pista en instagram, porque tengo previsto un pequeño viaje para preparar algo que haremos en mayo y que me hace mucha ilusión. Esta escapada de un día sí os la voy a enseñar. Y hasta aquí puedo leer.
Y con esto damos por finiquitada la reflexión de la semana 11 de invierno.
Un abrazo y te espero por aquí el próximo domingo.
P.D.: Si te has perdido mis reflexiones de otoño, te las dejo todas aquí:
– Semana 1 de 13: 13 reflexiones de otoño
– Semana 2 de 13: No todo es tan malo en otoño
– Semana 3 de 13: Leaf pepping
– Semana 4 de 13: Los estudios dicen que…
– Semana 5 de 13: Nunca estás más acompañado que cuando estás solo
– Semana 6 de 13: La mitad del otoño
– Semana 7 de 13: Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente
– Semana 8 de 13: Vibrar con lo que haces
– Semana 9 de 13: Los 10 minutos más largos de mi vida
– Semana 10 de 13: Listas ambiciosas.
– Semana 11 de 13: Por encima de tí y de mí
– Semana 12 de 13: Un rosal David Austin en Brooklyn
– Semana 13 de 13: Adiós a una semana «horribilis»
Y las de invierno:
– Semana 1 de 13: Que la primavera nos pille con flores
– Semana 2 de 13: Ya no iremos a la luna
– Semana 3 de 13: El invierno es un estado de ánimo
– Semana 4 de 13: La foto perfecta de instagram.
– Semana 5 de 13: No todo son “flors i violes”
– Semana 6 de 13: En una olla con agua hirviendo
– Semana 7 de 13: Una de princesas rebeldes
– Semana 8 de 13: El amor no pasará jamás
– Semana 9 de 13: Ante la pereza, diligencia.
– Semana 10 de 13: Que me quede como estoy