Volver del mercado con ganas de llorar. O hablemos del Helleborus.

Estas últimas semanas han sido difíciles para mí a nivel salud, porque he ido coleccionando intolerancias alimentarias como mis hijas coleccionan cartas de Pokemon. Y me está costando un poco asimilarlo. De repente he tenido que cambiar mi forma de comer, empezar a leer etiquetas y volver a casa del mercado con ganas de llorar (sí, como en la canción de Sabina).

Pero el otro día decidí subirlo a mi instagram y compartirlo con mis seguidores. Porque se por experiencia que siempre que comparto algo que me inquieta, parece que al decirlo en público me liberó de ello, lo suelto y se vuelve menos obsesión, más real, menos dañino. Y esta vez no fue diferente. Tras compartirlo me empezaron a llegar mensajes de cariño y ánimo, que os aseguro que me hicieron sentir muy acompañada y comprendida. También me llegaron muchos mensajes de otras personas que han pasado por lo mismo y que me arrojaron luz y esperanza. 

Y por último los mensajes que más me ayudaron que fueron los que me hicieron ver que a menudo este tipo de problemas pueden tener su origen no en el sistema digestivo, sino en tus hábitos de vida y sobretodo en la cantidad de estrés que sufres a diario. Y esto me hizo plantearme si realmente es mi caso.

Y solo el hecho de parar a pensarlo me hizo darme cuenta de que mi ritmo de vida, tiende a acelerarse a la mínima que me despisto. Las horas que paso en la granja en contacto con mis flores son cada vez menos y las horas de ordenador y móvil son cada vez más. Nos desconectamos de nuestra esencia y nuestro cuerpo lo paga y nos manda avisos en forma de inflamaciones y dolores varios. El estrés es como una bola de nieve que se va haciendo cada vez más grande y lo va arrastrando todo, y lo malo es que no te das cuenta hasta que ya la bola es demasiado grande y solo puedes dejarte llevar y estrellarte y partirte en mil pedazos.

Me recomendaron ayer un libro, que ya me estoy terminando, que me está encantando y que os recomiendo también. Se llama «Tu cuerpo en llamas», de Beatriz Larrea. Entre otras muchas cosas toca el tema del estrés y da varias herramientas para combatirlo. Una de ellas es salir a pasear por la naturaleza o cuidar de tus plantas. Yo añadiría cultivar flores, ya me conocéis. Así que este fin de semana he estado más en contacto con mi jardín, he mimado más mis plantas de interior y esta semana tengo previsto pasar más tiempo en la granja y seguir plantando bulbos de otoño.

La flor que he elegido para el email de hoy tiene mucho que ver con el estrés. El Helleborus. Además de que es el momento ideal para plantarla y disfrutarla en flor, es que en Lenguaje Victoriano de las flores simboliza la paz, la serenidad y la tranquilidad, como forma de combatir el estrés y la ansiedad.

Además nos han llegado a la tienda nuevos ejemplares espectaculares esta semana (y están volando porque son dificilísimos de conseguir, sobretodo en color morado), así que es la flor perfecta para esta semana.

Durante años me obsesioné con los Helleborus. Igual que me pasó con los guisantes de olor, me pudo la ilusión de lo desconocido. No me obsesioné con las caléndulas que crecen a montones en el jardín de mi madre desde que era pequeñita. Solemos obsesionarnos con lo que no podemos tener. Yo en ningún momento de mi infancia había visto de cerca ni los Guisantes ni los Helleborus. Verlos en blogs de floristas extranjeras me generaban tanta curiosidad que no paré hasta que cultivé los míos y pude comprobar con mis propios ojos (y pude olerlos con mi propia nariz), que valía la pena hacer el esfuerzo de conseguir semillas o plantas y cultivarlos.

Hoy nos centraremos en los Helleborus, aunque al final del email  recuperaré los guisantes de olor para contaros algo de ellos. 

Como te decía, me obsesioné con esta flor, pero no es la típica que puedas encontrar en el garden del pueblo, ni en el bazar de la esquina. Cuando vivía en Panamá ni siquiera podía soñar con pedirlos online porque es una planta de climas más bien frescos. Además que vivía en un rascacielos frente el Pacífico, el sitio perfecto para cultivar… ¡nada!. Así que cuando volví a vivir a Barcelona lo primero que hice fue pedir 4 Helleborus a una tienda online francesa que me costaron medio riñón pero que pagué con ilusión de novata. 2 de ellos murieron al poco de llegar, al trasplantarlos en la jardinera de la terraza de mi primera casa. Demasiado sol, aquello era un horno, aun no se cómo sobrevivieron los otros dos. El tercero no sobrevivió cuando compramos nuestra casa actual y los trasplanté aquí, y el cuarto no soportó que lo cambiáramos de ubicación cuando hicimos la zona de la barbacoa y tuvimos que volver a moverlo.

Pero no desistí y en cuanto pude me hice con varios ejemplares más y los planté en el jardín delantero de casa, con mejor ubicación para ellos porque está orientado a norte. Hace ya varios años que los planté y cada año me sorprenden con una abundante floración de «Rosas de Navidad» en pleno invierno, cuando ninguna otra flor se atreve a asomar el morro.

El Helleborus es una planta perenne que florece entre noviembre y abril, pero el resto del tiempo sigue siendo una planta bonita, porque las hojas se mantienen verdes todo el año. No es necesario resembrarlas cada año porque o bien aguantan varios años, como un geranio o un rosal o bien se autosiembran solas si es una variedad anual.

Existen muchas variedades de Helleborus, la más común es el Helleborus niger, con flores en color blanco, pero también podemos encontrarla en morado, rosa pálido o burdeos.

¿Son de la familia de las rosas?

Aunque se los conoce como «Rosas de Navidad» porque suelen estar en flor en esta época, el Helleborus pertenece a la familia de las Ranunculaceae, así que son primos de los ranúnculos, anémonas, clematíes, delphinium y aquilegias. Y no, no tienen nada que ver con las rosas, más que el apodo.

¿Sirven como flor cortada?

Nos gustan porque son resistentes como flor cortada, así que podemos usarla en nuestros arreglos florales de invierno, y os aseguro que eso es muy difícil de conseguir, porque en invierno los jardines suelen estar bastante pelados de flor. Eso sí, no esperes tallos larguísimos, solo servirán para arreglos en copa o jarrones no muy altos, como los que enseñamos a hacer en nuestro curso de desArreglos Florales.

Un truco para que los Helleborus duren más es introducirlos recién cortados en agua hirviendo durante 20 segundos y después pasarlos a agua tibia. Además tienen varias vidas porque cuando la cabeza de la flor empieza a decaer, puedes volver a cortar de nuevo unos centímetros del tallo y repetir el procedimiento. Verás como revive.

El mejor momento para cortar la flor es después de que se le han caído los estambres y justo cuando se han empezado a formar las cápsulas de semillas en el centro de la flor. Cuanto más desarrollada esté la cápsula de semillas más duros serán y más durarán los Helleborus cortados.

De esta manera pueden durar hasta 5 días. 

¿Porqué está tan de moda el Helleborus?

En los últimos años hemos visto un gran ascenso de esta flor en el ranking de flores de moda. Cuando empecé era casi imposible encontrarla ni en maceta ni cortada, y ahora prácticamente todo el año puedes comprarla como flor cortada. En maceta es un poco más difícil pero si buscas, encuentras.

Creo que el éxito de esta flor consiste en que las tendencias florales son a usar cada vez más material local y de temporada, y en invierno es prácticamente la única flor que puedes conseguir si cultivas tus propias flores. Además su paleta de colores (blanco, rosa pálido, morado y burdeos) encaja perfectamente con las tendencias actuales (nada de colores chillones).

¿Cómo cultivar el Hellebor
us?

Es una planta fácil de cultivar, que no requiere muchos cuidados y que reflorece sola año tras año, así que es una buena inversión. Puede parecer cara pero si te dura varios años la amortizas rápido.

Si te decides a plantarlos este año solo piensa en hacerlo en un sitio con semisombra y un suelo muy rico en nutrientes. Puedes plantarlo durante todo el otoño, porque aguanta unas temperaturas de -17ºC. También puedes plantarlos a principios de primavera. Eso sí, no dejes de regarlos durante todo el verano que aunque no tengan flor, las hojas se mantienen y necesitan agua. Eso sí, no los encharques porque puedes pudrir las raíces.

Es bueno hacerles un acolchado a principios de invierno, antes de que florezcan, con abundante compost alrededor de la base de las plantas. Este compost se irá infiltrando poco a poco en el sustrato y lo irá enriqueciendo.

Combinan muy bien cerca de árboles o arbustos que les den sombras y también con Bergenias (que también florecen en invierno), con narcisos o con muscaris.

Algo que todavía no he probado y que pienso hacer este año es plantar diferentes especies cerca. Parece ser que se entremezclan y ellos solos crean nuevos híbridos, así que a los blancos que ya tengo en el jardín le voy a plantar cerca los morados que tenemos este año en la tienda y a ver con qué híbrido me sorprenden. Estas mezclas las hacen ellos solos, así que no necesitas ser un experto hibridizador para conseguirlo.

A medida que vayan saliendo flores debemos ir retirando hojas viejas para dejar paso a nuevas hojas que saldrán en primavera.

Cada flor, si no la cortas, dará varias cápsulas llenas de semillas. Si no haces nada con ellas, se autosiembran de manera que cada año tu colección de Helleborus será más grande sin que hagas nada.

Helleborus: La flor de la esperanza

Y termino este capítulo contándoos que el Helleborus simboliza también la esperanza. El hecho de que sea capaz de florecer incluso bajo una gruesa capa de nieve nos da esperanza, ilusión porque nos indica que la primavera llegará pronto.

Ver florecer un Helleborus en pleno invierno, cuando los días son tan cortos y a las 17 de la tarde ya es de noche nos recuerda que dentro de cada uno aun hay un «verano invencible». No importa lo difícil que sea todo, dentro de nosotros hay una fortaleza invisible que nos ayudará a levantarnos.

Así que como veis, el Helleborus me viene hoy como anillo al dedo, porque me recuerda que ninguna intolerancia ni ningún brote de estrés podrá conmigo. El morado que plantaré mañana en mi jardín delantero será testigo de ello, y cada vez que entre en casa y vea como va creciendo y floreciendo recordaré la fortaleza que hay en mi interior, aunque a veces me cueste verla.

Esta semana hemos incorporado dos variedades de Helleborus a nuestra tienda online. Os los presento, aunque en persona son mucho más bonitos. Vienen cargados de flores, aunque este año aun volverán a florecer. Y este año tenemos el de color blanco y el morado.

Y como sabemos que la espera de la primavera hasta que nuestros bulbos florezcan, puede ser un poco aburrida en nuestro jardín, te hemos traído otras plantas en maceta que le daran un toque de color a tu jardín o terraza entre tanta oscuridad: 

Y como os decía al principio del email, volvemos  a los guisantes de olor, y es que este año tenemos una nueva variedad de guisantes de olor de invierno. En principio se siembran ahora y nos darán flor en pleno invierno. Aun no sabemos si será verdad o es ciencia ficción, a mí me cuesta creerlo, pero por 3,3€ que cuesta un paquete de semillas creo que si finalmente florecen valdrá la pena la inversión. Y si no lo hacen ahora seguro que en primavera sí que lo harán, así que vale la pena correr el riesgo.

Y aquí termina nuestra quinta semana de curiosidades florales. Gracias por leerme y acompañarme esta tarde de domingo.

Te deseo una feliz semana y nos vemos en 7 días con la sexta Curiosidad Floral de Otoño.

Un abrazo,

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