Con aroma a naranja escarchada

El otro día estaba preparando las primeras coronas navideñas de este año. Al abrir una bolsa de naranja seca para preparar la primera Turia, salió despedido un aroma muy intenso a naranja que me recordó a la naranja escarchada de los roscones de Reyes o a las Cocas de Sant Joan. Casi nadie se come nunca la fruta escarchada de este tipo de dulces, pero a mí me encanta, siempre soy la que se come la que dejan los demás.

Estos Reyes que vienen serán diferentes porque la fruta escarchada tiene todo lo que ahora mismo no puedo comer: azúcar y fruta. Pero ese olor a naranja repentino un día cualquiera entre semana en la tienda me hizo sacar mi mejor sonrisa. En lugar de ponerme triste por no poder comerla, me puse contenta por recordar todas las veces que la he comido feliz, y porque se que algún día me curaré y podré volver a comer como una persona normal, que mis días de comer fruta escarchada como si no hubiera un mañana aun no han terminado.

Pero sobretodo me puse contenta porque en general hacer coronas me pone de muy buen humor, es uno de mis trabajos favoritos del año. Me encanta el aroma a abeto y este año le sumo este aroma a naranja escarchada y muero de felicidad cada vez que me pedís una corona. De hecho estoy deseando que llegue mañana porque esta semana tenemos muchísimos pedidos de coronas y no veo el momento de empezar a prepararlas todas.

Y de tanto hablar de coronas me ha entrado la curiosidad por saber por qué ponemos coronas en las puertas durante las fiestas. Así que me he puesto a investigar y he descubierto algunas curiosidades «coroniles» que son las que os cuento hoy.

El uso de coronas en Navidad viene de algo que ahora es (o debería ser) el summum de la modernidad: las 3 R’s: Reducir, Reciclar y Reutilizar. Los del Siglo XVI eran de lo más moderno sin saberlo pero ellos lo hacían por necesidad. En aquella época no había centros de reciclaje ni vertederos, así que el objetivo «Residuos 0» era obligado. En aquella época todo se reutilizaba hasta que desaparecía.

Fue en Alemania donde surgió la moda de poner árboles de Navidad dentro de casa. Pero estos árboles debían tener forma triangular porque el triángulo representa la Santísima Trinidad: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Así que los podaban para que quedaran lo más triangulares posible. Con los restos de esa poda, como no tenían un contenedor de orgánica donde tirarlos, se hacían coronas.

Al principio estas coronas se usaban como adornos para el árbol de Navidad y se hacían en forma redonda porque así era fácil de colgarlas en las ramas y también como símbolo de eternidad, ya que el círculo no tiene principio ni final.

Era importante también que los árboles que la gente llevaba a sus casas y con los que hacían las coronas fueran de hoja perenne. Estos árboles eran muy admirados porque sobrevivían a la dureza del invierno y llevarlos al interior de casa era un símbolo de poder, resiliencia y, en cierto modo, de esperanza.

Fue el pastor luterano alemán, Johann Hinrich Wichern, quien le dio otro uso a estas coronas de hoja perenne al adaptar una tradición pagana y convertirla en cristiana, añadiendo unas velas. Así nacieron las coronas de adviento.

Dice la tradición que hay que añadir cuatro velas al interior de la corona, una para cada domingo de Adviento. Las 3 primeras velas representan los valores cristianos de la Esperanza, la Paz y el Amor. Se enciende una cada domingo previo a la Navidad. La cuarta vela se enciende el domingo anterior a Nochebuena.

Esta tradición alemana se trasladó a Gran Bretaña a raíz del matrimonio de la Reina Victoria con el príncipe Alberto de Alemania. De Reino Unido pasó a Estados Unidos y de ahí a la fama mundial, como todo lo que hacen los americanos.

Y como tenían tantas coronas porque les sobraban muchísimas ramas al podar los árboles, alguna la colgaban también en la puerta de casa, como símbolo de estatus y para proteger la salud de los que vivían en aquella casa.

Os presento nuestras coronas Navideñas. Todas ellas son naturales siempre, pero sin embargo duran perfectamente todas las fiestas. Incluso algunas como la Turia y la Palermo, duran prácticamente para siempre por el tipo de elementos que lleva.

La base de nuestras coronas es el abeto, árbol perenne por excelencia, y el más utilizado como árbol de Navidad.

Para decorar nuestras coronas utilizo elementos naturales, como se solían utilizar antiguamente: naranjas y limones secos, bayas de hipérico, lazos, ramas de canela, flor de algodón, cápsulas de papaver, scabiosas, palma, avena, piñas y hortensia preservada.

Y para completar tu decoración navideña natural, te recomendamos añadir alguna de nuestras guirnaldas o ramos navideños, todos ellos de larga duración.

Y aquí termina nuestra décima semana de curiosidades florales. 

Te deseo una feliz semana y nos vemos en 7 días con la undécima Curiosidad Floral de Otoño.

Un abrazo,

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