Aunque ya va a hacer dos años que escribo este blog, este post es como si fuera el primero. Es el episodio 1 del “Diario de una granja de flores”, y también el episodio 1 de una nueva vida, de un nuevo comienzo.

Es difícil empezar una granja de flores de cero,  sin saber qué va a salir de todo esto, si va a salir alguna flor o se las van a comer todas los caracoles, si se darán bien en este clima o en este tipo de suelo. Es todo una gran incertidumbre y supone mucho riesgo, pero si no lo intento nunca lo sabré. 

Primero os cuento como está ahora mismo el terreno. Como ya os he contado otras veces, mi madre tiene muchísimas flores, y sobretodo en primavera están preciosas, aunque no les dispensa un cuidado especial, prácticamente se le hacen solas. Algunas están en la lista de flores que quiero plantar la próxima primavera así que las voy observando ya y aprendiendo de ellas.

Ahora a primeros de octubre ya casi no quedan zinnias, y las dalias también se están retirando. Lo que está exhuberante son los cosmos. Se han reproducido sólos porque cada flor tiene miles de semillas y el viento las mueve por todo el terreno. Además están empezando a salir los primeros muscari que no tendrán flores hasta el invierno.

Ahora es la época de plantar flores anuales para que salgan en primavera. No todos los climas lo permiten, en muchos sitios se tienen que plantar en invernaderos con calefacción para que las flores sobrevivan al invierno, pero las flores que he elegido para plantar ahora en principio tienen que aguantar bien el frío de Barcelona. Pero ya os lo contaré en unos meses…

Lo cierto es que llevo mas de un año leyendo libros sobre granjas de flores, me sé toda la teoría, pero de ahí a la realidad va un trecho. Por suerte para mí, mi madre me salvó de la que podría haber sido la primera gran patinada en esta historia. Todos los libros que he leído están escritos en Gran Bretaña y EEUU, y ahí las siembras de otoño suelen ser en septiembre. Aquí en Barcelona como en septiembre todavía hace bastante calor, mi madre me desaconsejó plantar nada hasta finales de octubre. Y como las madres siempre tienen razón le he hecho caso.

Lo primero que hemos plantado han sido peonías, el pasado fin de semana. Las peonías son perennes, es decir que las plantas y cada año florecen solas, como los rosales. Por lo que he leído tardan unos tres años en florecer pero yo las he comprado ya crecidas, así que si todo va bien esta primavera tendremos peonías de muchos colores. Plantarlas nos dio muchísimo trabajo, acabamos agotados, y menos mal que me ayudaron mi padre, mi hermano y mi marido, porque yo sola todavía estaría cavando el primer agujero… Pronto os preparo un post con todo el proceso por si os animáis a plantar.

El próximo paso será este fin de semana, coincidiendo con que la luna está en cuarto creciente, plantaremos las flores anuales. Tengo 8.400 semillas para plantar, aunque el espacio es bastante mas reducido y todavía me faltan los bulbos… Me he distribuido el espacio como buenamente he podido, dibujándolo todo en mil y un planos con colorines, pero no acabo de encontrar la combinación perfecta. No me cabe todo ni en broma, por eso he decidido que voy a plantar una parte ahora y otra en primavera. 

Estos días estoy muy ocupada también acabando de preparar la tienda online, que dentro de muy poco verá la luz y además reorganizando todas nuestras cosas para la gran mudanza, por lo que he dejado un poco de lado la granja, pero antes del viernes tengo que decidir dónde plantar cada cosa, porque llega el momento de la verdad.

Estoy muy contenta porque ese día que me parecía tan lejano cuando empecé el blog por fin ha llegado, para bien o para mal ya no hay vuelta atrás. Y no os penséis que no me da miedo, estoy aterrorizada. Imaginaos que me salen todas las flores (si, las 8.400…) y nadie me las compra… Pero como ya he dicho, si no me arriesgo nunca lo sabré.

The show must go on!!

 

¡Abrazos miles!